Este ejercicio de mindfulness o atención plena nos ayuda a relacionarnos mejor con nuestros pensamientos y emociones, negativos o positivos. Aprendemos a observarlos imparcialmente sin identificarnos con ellos, considerándolos meros fenómenos cognitivos. Esto nos ayuda a traer la mente al momento presente, calmar la agitación mental, reducir el estrés y la ansiedad.
Para comenzar este ejercicio de mindfulness. Puedes llevar tu atención a tu propia respiración. Observando con curiosidad cada inhalación. Y cada exhalación trayendo tu atención al momento presente. Dejando atrás cualquier pensamiento. Observando cómo cada nueva inhalación es diferente al anterior y cómo las siguientes inhalaciones serán también diferentes a la que realizas en este momento. Notando también como cada inhalación y cada exhalación tiene un inicio y un fin. De modo que tal vez puedas percibir como. La respiración cambia momento a momento sin la necesidad de que tengamos esta intención, sino porque es su naturaleza. Y del mismo modo, los pensamientos que aparecen ante nuestra mente. Cambian a cada momento. Tienen un inicio, un fin. Por lo tanto, no hay ningún pensamiento que sea permanente. Lo mismo sucede con los demás fenómenos mentales, como las emociones, aun cuando pueden existir emociones muy intensas. Positivas o desagradables? Todas las emociones que experimentamos tienen un inicio, un fin y durante este proceso. A su vez cambian a cada instante. Y si nos distraemos durante este ejercicio, podemos regresar nuestra atención a la respiración. Y de nuevo, concentrarnos en cómo ésta cambia a cada momento. Y después, de forma amable, cuando perci damos alguna distracción. También podemos aplicar el mismo tipo de curiosidad. Contando como hasta las distracciones tienen un inicio, un fin. No son permanentes y. Sin la necesidad de esforzarnos, estas cambian a cada momento y por lo tanto no tiene sentido. Regañarnos o ser severos con nosotros mismos si notamos una distracción. Si nuestra concentración es poca, i si no podemos mantener nuestra atención tanto como quisiéramos. Porque la naturaleza de todas estas experiencias es cambiar a cada momento, a cada instante. Así que, recordando esta actitud de amabilidad, curiosidad y sin buscar un objetivo en particular, intenta mantener tu atención en la respiración al mismo tiempo que cuando no te es una distracción, un pensamiento, en lugar de engancharte con el contenido de estos, solamente nota como cambian a cada momento. Observa cómo aparece y luego cesan ante la conciencia de forma natural. Inténtalo por unos momentos. De vez en cuando, revisando si tu atención aún está en esta práctica, en el momento presente. Recordando a adoptar una actitud de amabilidad ante las distracciones. Y ya que estas distracciones o emociones que pueden surgir cambian naturalmente a cada momento. No hace falta intentar cambiarnos, modificarlos a veces durante el día a día. Cuando experimentamos una emoción fuerte o negativa, queremos que ésta cese inmediatamente. Y cuando no lo conseguimos. A veces ocurre el efecto contrario. Pero si en cambio recordamos que esta emoción es solamente un fenómeno mental, un. Un objeto que aparece ante nuestra mente o conciencia y recordamos su naturaleza cambiante. Podemos disminuir esta tendencia a identificarnos automáticamente con estas emociones como si tuvieran una existencia fija, sólida, permanente. Así que cuando experimentemos este tipo de. Sensación de aferramiento. Podemos dejarlo pasar. Soltarlo simplemente utilizando nuestra atención. En nuestra respiración. Inhalando. Inhalando y exhalando al mismo tiempo que tomamos conciencia. De cómo el momento presente cambia a cada instante. Y si experimentamos algún pensamiento, alguna historia mental o emoción en la cual nos cuesta trabajo de engancharnos. También podemos observar cómo estos pensamientos dependen a su vez de otros pensamientos, de nuestra atención, de circunstancias externas y sobre todo, de nuestra experiencia interna. Y estos factores, a su vez, dependen de otros. Lo cual nos permite tomar conciencia de cómo todas estas sensaciones, sentimientos, emociones. No tienen una existencia sólida, objetiva. Sino que depende de nuestra atención. Y es, en esencia. Una experiencia subjetiva. Y con esta actitud de comprensión de la naturaleza, de los pensamientos y emociones, con curiosidad y sin esforzarnos por buscar un resultado, nos concentramos de nuevo en nuestra sensación de la respiración experimentando. El cambio constante del momento presente, sin aferrarnos y sin rechazar ninguna experiencia. Inhalando y exhalando a tu propio ritmo. Y antes de terminar este ejercicio, intenta renovar tu atención y generar una intención positiva para que esta práctica tenga un efecto benéfico tanto en ti como en las personas que te rodean, y manteniendo esta actitud de ecuanimidad, incluso fuera de la práctica de mindfulness. Y a continuación puedes relajar tu atención y concluir el ejercicio sin ninguna prisa a tu propio ritmo.
Más meditaciones
Contacto y citas